Pacificación de la Araucanía/Campañas del Desierto

Entre 1862 y 1885, las repúblicas de Argentina y Chile iniciaron una ocupación militar violenta e ilegal de la Araucanía y Patagonia o Wallmapu. Decenas de miles de mapuche fueron masacrados, otros enviados a campos de concentración en la Patagonia, Isla Martín García y Dawson, donde su destino es desconocido. Otros fueron secuestrados y distribuidos como esclavos, los niños fueron repartidos entre familias winka (blanca) para el trabajo doméstico. Aquellos que se les permitió vivir eran continuamente expulsados de sus tierras, por los nuevos “dueños” que se iban estableciendo en el territorio mapuche, al mismo tiempo que sus casas y cultivos eran constantemente destruidos y sus 1862-1885, Pacificación de la Araucanía: Campañas del Desierto. Pertenencias y animales confiscados.

1862-1885, Pacificación de la Araucanía/Campañas del Desierto

Imagen tomada en 1897 por el geógrafo alemán, Hans Steffen Hoffman, durante la “Campaña del Desierto”, invasión, ocupación de la nación Mapuche – Genocidio, despojo, empobrecimiento y humillación de su población por la república Argentina. Los mapuche sobrevivientes del holocausto, eran perseguidos, sus animales y pertenencias valiosas (incluyendo las joyas de plata de las mujeres) les eran robadas, mientras sus sembrados y casas destruidas.


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Se conmemora el día del Maestr@ en honor a Domingo Faustino Sarmiento, una persona que tenía los siguientes pensamientos:

“¿Lograremos exterminar los indios? Por los salvajes de América siento una invencible repugnancia sin poderlo remediar. Esa calaña no son más que unos indios asquerosos a quienes mandaría colgar ahora si reapareciesen. Lautaro y Caupolicán son unos indios piojosos, porque así son todos. Incapaces de progreso. Su exterminio es providencial y útil, sublime y grande. Se los debe exterminar sin ni siquiera perdonar al pequeño, que tiene ya el odio instintivo al hombre civilizado”.

“Quisiéramos apartar de toda cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos, sin poderlo remediar, una invencible repugnancia, y para nosotros, Colo Colo, Lautaro y Caupolicán, no obstante los ropajes civilizados y nobles de que los revistiera Ercilla, no son más que unos indios asquerosos, a quienes habríamos hecho colgar y colgaríamos ahora, si reaparecieran en una guerra de los araucanos contra Chile, que nada tiene que ver con esa canalla”.

“Tengo odio a la barbarie popular… La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil… Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden… Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas”.

“En las provincias viven animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor”.

“Estamos por dudar de que exista el Paraguay. Descendientes de razas guaraníes, indios salvajes y esclavos que obran por instinto a falta de razón. En ellos se perpetúa la barbarie primitiva y colonial. Son unos perros ignorantes de los cuales ya han muerto ciento cincuenta mil. Su avance, capitaneados por descendientes degenerados de españoles, traería la detención de todo progreso y un retroceso a la barbarie… Al frenético, idiota, bruto y feroz borracho Solano López lo acompañan miles de animales que le obedecen y mueren de miedo. Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecencia humana: raza perdida de cuyo contagio hay que librarse”.
Fuente: Hijos del Pueblo


Puelmapu: Lonko Villaman se rindió en diciembre de 1882. Frente a un poderío militar superior del invasor, algunos Lonko se rindieron, sin embargo su dilema no terminaba ahí, en calidad de rehenes y bajo amenazas de muerte a su familia y el de su lof (comunidad) eran obligados a colaborar con el enemigo. Estos lonko pasaron a integrar la lista de los “indios amigos”, según lo establece la historia oficial del invasor. – avec Dagoberto Cerna Gutierrez.


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Imagen: Río Negro, abril de 1879. La invasión y el exterminio del pueblo Mapuche-Tehuelche y de otros pueblos indigenas del Puelmapu en nombre del cristianismo y la civilización. 


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Campo de concentración en la Patagonia, durante y despues de las “Campañas del Desierto”.
A mitad de camino se montó un enorme campo de concentración en las cercanías de Valcheta (Río Negro). El colono Galés John Daniel Evans, recordaba así aquel siniestro lugar: “En esa reducción creo que se encontraba la mayoría de los indios de la Patagonia. (…) Estaban cercados por alambre tejido de gran altura, en ese patio los indios deambulaban, trataban de reconocernos, ellos sabían que éramos galeses del Valle del Chubut. Algunos aferrados del alambre con sus grandes manos huesudas y resecas por el viento, intentaban hacerse entender hablando un poco de castellano y un poco de galés: poco bara chiñor, poco bara chiñor” (un poco de pan señor).”


"Mujeres y niños mapuche-tehuelche cautivos en el Puelmapu. Foto tomada por Antonio Pozzo, fotógrafo que acompañó al General Roca en 1879 durante su campaña militar conocida como “Campaña del Desierto”. El epígrafe de la foto dice "Choele-Choel - Adoctrinamiento de indígenas por el Reverendo Espinosa, quien luego fuera ascendido a Arzobispo". No sabemos ni quiénes son ni de dónde proceden los mapuches, pero se sabe que allí estuvieron concentradas muchísimas familias. En esta foto se observan al fondo soldados (de pie) del ejército argentino y curas católicos evangelizando a los prisioneros. El destino de los cautivos es incierto pero se sabe que los sobrevivientes eran trasladados a Buenos Aires (El Retiro) desde donde eran repartidos en calidad de esclavos para trabajos domésticos en familias pudientes del naciente estado argentino. Fuente de información: Diana Lenton y Tierra Adentro." – avec Dagoberto Cerna Gutierrez, à Foto tomada en la Patagonia, territorio ancestral de la Nación Mapuche.

“Mujeres y niños mapuche-tehuelche cautivos en el Puelmapu.

Foto tomada por Antonio Pozzo, fotógrafo que acompañó al General Roca en 1879 durante su campaña militar conocida como “Campaña del Desierto”. El epígrafe de la foto dice “Choele-Choel – Adoctrinamiento de indígenas por el Reverendo Espinosa, quien luego fuera ascendido a Arzobispo”. No sabemos ni quiénes son ni de dónde proceden los mapuches, pero se sabe que allí estuvieron concentradas muchísimas familias.

En esta foto se observan al fondo soldados (de pie) del ejército argentino y curas católicos evangelizando a los prisioneros. El destino de los cautivos es incierto pero se sabe que los sobrevivientes eran trasladados a Buenos Aires (El Retiro) desde donde eran repartidos en calidad de esclavos para trabajos domésticos en familias pudientes del naciente estado argentino.
Fuente de información: Diana Lenton y Tierra Adentro.” – avec Dagoberto Cerna Gutierrez, à Foto tomada en la Patagonia, territorio ancestral de la Nación Mapuche.


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Entre 1862 y 1885 las repúblicas de Chile primero y posteriormente en 1878 Argentina lanzaron un asalto armado en contra de una nación indefensa y desarmada.


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El mensaje, testimonio de la agresión argentina contra el estado Mapuche.


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Imágenes de las esposas y niños de los Lonko Inakayal, Foyel, Ariancu entre otras, rehenes del ejército argentino, atemorizadas de la barbarie de la civilización del winka que sembraba el terror y la muerte en todo el Puelmapu.


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Hito señalando el combate de Pulmari en Neuquén.


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El 13 de mayo de 1879 el General genocida Julio Argentino Roca, cruzó el río Colorado e inicio una guerra contra un pueblo que con armas rudimentarias defendían su territorio, independencia y libertad. Los mapuches jamás olvidaremos a nuestros pu weychafe, kona y la población civil que fuera cobardemente masacrada por dos estados pertrechados con armamentos modernos. 


La resistencia mapuche por la dignidad nacional –


La resistencia mapuche por la dignidad nacional –


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El 16 de abril de 1879 el General Roca al mando del ejército argentino inicio la “Campaña del Desierto” y el 13 de mayo del mismo año (1879) cruzó el río Colorado, dando inicio al genocidio de su población. Este amargo episodio, en los hechos constituía una violación de la soberanía territorial de la nación Mapuche y de otros pueblos originarios del Puelmapu, que hasta entonces habían mantenido su independencia.


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1865 Mapuches-Tehuelche. Se presume que están secuestrados o detenidos y fotografiados en contra de su voluntad. – avec Dagoberto Cerna Gutierrez.


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Se entiende que esta foto fue tomada después de la “Pacificación de la Araucania”, es decir en la década del 1800-1930. Fue el período en que el mapuche fue despojado de sus tierras y recursos y… así empobrecidos, atormentados y humillados eran fotografiados, en contra su voluntad, para que sus imágenes fuesen exhibidas en galerías, museos chilenos/argentinos o europeo. Necesitamos que estas fotos anónimas sean documentadas, incluir fechas, lugar, nombres y si es posible a que lof (grupo familiar) o comunidad pertenecían. Detrás de estas fotos hay toda una historia que hay que recuperar y relatar.


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Puelmapu; foto tomada en 1865. Lonko Coliqueo forzado a colaborar con el agresor de su pueblo para salvar la vida de su familia y de su lof (comunidad). El gobierno argentino les llamaba ‘indios amigos’ para de esta forma lanzar hermanos contra hermanos, táctica criolla orientada a quebrar la unidad de los pueblos originarios.


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Cornelio Saavedra, 1870.

Cornelio Saavedra quién aplicó la táctica militar de “tierra arrasada o quemada”, señalaba: “Como los salvajes araucanos, por la calidad de los campos que dominan, se hallan lejos del alcance de nuestros soldados, no queda otra acción que la peor y la más repugnante que se emplea en esta clase de guerra, es decir: quemar sus ranchos, tomar sus familias, arrebatarles sus ganados; destruir en una palabra todo lo que no se les pueda quitar.” Hoy cada vez más mapuche se suma para exigir que el nombre de este criminal sea prohibido de los nombres de calles, plazas y lugares, situados en la Araucanía.


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Gulumapu, Curiñanco 1902. El período de la humillación del mapuche. Jóvenes mapuche acosadas por criollos. Los amos y señores, autoproclamados “propietarios” del territorio mapuche.


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Kuñifal – niños huerfanos
“Estos niños tan pequeños, bebés, fueron arrancados de los brazos de sus padres y madres torturados, violados, y asesinados para saquearles los territorios. Siendo tan chiquitos vivieron ese horror que recién empezaba porque luego fueron repartidos por todo el país para servicio en las casas y para trabajar en los campos, algunos con mejor suerte que otros.”

“Ellos son los antepasados de muchos que hoy, ante el espejo y ante la sociedad, portan en su sangre una identidad que desconocen – y que niegan – porque les fue bastardeada y prohibida.”
Fuente: Eleonora Roncoroni


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“Como consecuencia de estos procesos de usurpación tanto mujeres como hombres, al verse ultra reducidos, empobrecidos y despojados comenzaron a emigrar en busca de alternativas. Las hambrunas y el deambular de familias desplazadas provocan epidemias entre los años 1881 y 1907 murieron a consecuencias de las hambrunas y las pestes unos veinte a treinta mil mapuche.”
Fuente: La mal llamada Pacificación de la Araucanía.


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Seis mil soldados armados con fusiles Remington, distribuidos en cinco divisiones atacaron a las familias Ranquel, Mapuche y Tehuelche en 1879 con la orden expresa de exterminarlas o correrlas al sur del Río Negro. Los jefes del ejército argentino fueron Levalle, Lagos, Racedo, Uriburu y el comandante general, Roca.

Mientras que Namuncura, Baigorrita, Purran, Sayhueque, Inakayal, Foyel y otros tantos Lonkos intentaban detener con sus lanzas la fuerza militar que se venía sobre su gente.
Fuente: Tierra Adentro la película


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Museo de La Plata, Argentina. Contiene esqueletos y cráneos de Toki y Lonko (autoridades de la nación Mapuche) y de otros pueblos indígenas. Muchos de los restos humanos fueron profanados durante la “Campaña del Desierto”, para exhibirlos como trofeo de guerra.


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Mujeres mapuches, soportando la humillación, hasta el perro demuestra aprensión a la actitud altanera y prepotente del winka invasor, tras su victoria militar contra un pueblo desarmado.


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¿Un Machi? (autoridad religiosa mapuche) junto al Rehue (altar), posando a pesar que por tradición se oponían ser fotografiados. Un machi usando el sombrero, al mismo tiempo que toca el cultrún, es un indicativo de la poca solemnidad e importancia que le atribuyó a la ocasión con el fotógrafo winka. El cultrún es el instrumento sagrado del/la machi.


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“Los indios i son flojos!”; “¡ son borrachos!”. Estas fotos son exhibidas en las galerías y museos chilenos. Fueron tomadas durante la “Pacificación de la Araucania” y las “Campañas del Desierto”; las familias mapuches habían sido empobrecidas y se encontraban en el total abandono e indefensión.


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Presentar al mapuche ante la opinión pública como “flojos” y “borrachos”, fueron y aún hoy son algunos de los peyorativos utilizados para justificar el despojo de sus tierras…, hoy le agregan el de “terrorista” para reprimirlos y denigrar su justa lucha por la restitución de sus tierras ancestrales.


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ISLA DAWSON-CAMPO DE EXTERMINIO
Testimonio de Domingo Canales, junio de 1896, sobre la misión salesiana de isla Dawson, antecedente de los modernos campos de exterminio: “Horror y pesar experimenté al ver el abandono, el desaseo repugnante, la hiriente desnudez y miseria en que yacen ciento y tantas mujeres adultas y veinte y más hombres. Los indígenas vigorosos que importan a allá de la Tierra del Fuego, se enferman porque se les recibe en sitios inmundos y nadie desde el principio de su llegada se preocupa de compensar de algún modo la rica alimentación de que disfrutaban esos hombres, ni de combatir con presteza los contagios de diferentes enfermedades que los invaden desde el primer momento de su contacto con las razas civilizadas y por el cambio de vida a que se les somete violentamente. Una vez enfermos en Dawson no reciben atención alguna ni se los aísla siquiera, ni aun en este caso se les da cama y por horrorosa que sea la enfermedad que los ataque, esta sigue su proceso al lado de los sanos o medio sanos agrupados en sitios miserables que son contagiados a su vez, o mueren al lado de sus compañeros como los seres más infelices que hayan habitado la tierra. ¡En cerca de ocho años los señores misioneros no han podido aún establecer una enfermería a que, de paso sea dicho, están obligados por su contrato con el gobierno de Chile! El único régimen o sistema interno de la misión se reduce a cuidar de una manera altamente deficiente de los niños de cinco años en adelante de ambos sexos y de los mocetones cuyas fuerzas pueden aprovechar fácilmente en la explotación de los negocios establecidos en la isla y a no tener ningún cuidado para las infelices mujeres y hombres adultos que los misioneros, con la notable sagacidad de la que se hayan dotados, se imaginan no poder aprovechar con facilidad. Es así como han muerto abandonados centenares de esos desgraciados que han caído en las manos de la misión”.
Fuente: Menéndez, rey de la Patagonia
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Entre 1888 y 1911 los salesianos regentaron en isla Dawson, en el estrecho de Magallanes, la misión de San Rafael, adonde fueron confinados contra su voluntad más de un millar de hombres, mujeres y niños pertenecientes a los pueblos nómadas kawésqar y selk’nam. Debido al obligado sedentarismo, los trabajos forzados y las enfermedades importadas, todos ellos morirán en medio de terribles sufrimientos. Existe un sencillo y estremecedor manuscrito que permite reconstruir esta lúgubre historia. Se trata de una hoja amarillenta, ajada por el tiempo, que era empleada por los misioneros para anotar las defunciones, trazando cuidosamente una rayita en el tramo de edad correspondiente a la del indígena fallecido. Más de 350 eran niños y niñas de menos de diez años, sin duda, todos los que aparecen retratados en la fotografía de Bocco de Petris de 1899.
Fuente: Menéndez, rey de la Patagonia


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Aunque el superior de los salesianos José Fagnano se convirtió a fines del siglo XIX en colaborador forzoso de las grandes familias de terratenientes de la Patagonia, en privado denunciaba el genocidio cometido sobre los pueblos originarios: “los pobres indios después de haber sido despojados de las tierras heredadas de sus antepasados, violadas sus casas y robados sus animales, son tratados por los representantes de la civilización con la más inicua barbarie imaginable; he presenciado escenas tan horrorosas que sublevarían las almas más crueles y los corazones más duros. Inútilmente he escrito a Santiago, a personas influyentes y generosas, para tratar de atajar estos atropellos, pero los criminales llevan nombres distinguidos y el temor a un escándalo ha hecho acallar el primer impulso de protesta, apagando la voz de la verdad”. Entrevista con el escritor Joaquín Edwards Bello de 1911.
Fuente: menendez Menéndez, rey de la Patagonia


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Testimonio de Monseñor José Fagnano, sobre el exterminio de pueblos indigenas en el extremo austral de Chile y Argentina.
Fuente: Menéndez, rey de la Patagonia


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En 1868 el antropólogo alemán Georg Gerland publicó “Über das Aussterben der Naturvölker” (Sobre la extinción de los pueblos primitivos) donde escribía que “no existe ninguna ley natural por la cual los pueblos indígenas deban desaparecer. Si los derechos de los nativos fuesen respetados, seguirían viviendo”. Gerland también desechaba la teoría que aseguraba que desaparecían por su intrínseca debilidad y concluía que “se los mata, se los destierra, se los proletiza y se destruye su estructura social” aplicando la violencia de los fuertes sobre los débiles con un único objetivo: “quedarse con su tierra”. Eso fue lo que sucedió, medio siglo después, en la isla grande de Tierra del Fuego. Allí, los ganaderos terratenientes llevaron a cabo una brutal persecución contra los selk’nam, que a punto estuvo de provocar la casi total aniquilación de este pueblo legendario.
Fuente: Menéndez, rey de la Patagonia


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Imagen: Familia Selk’nam en cautiverio junto al empresario Maurice Maître (1889).

Fue una de las familias secuestradas, con el consentimiento del gobierno chileno, para ser exhibidos en Europa como “los caníbales de Magallanes”, 6 habrían sobrevivido la odisea. Fue una movida publicitaria del Gobierno chileno para ‘probar’ que los mapuches o araucanos y otros pueblos indígenas del Cono Sur eran salvajes que había que civilizar, por lo tanto indignos de tener su propio estado. Fueron llevados 4 años después de concluida la guerra genocida que ellos llaman “Pacificación de la Araucania” y “Campañas del Desierto”.

Foto, gentileza de: Voces Armónicas Xöömij –  Gloria Alejandra Escobar.


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Otro ejemplo más de la hospitalidad y el natural comportamiento pacífico de los pueblos originarios del extremo más austral de América es la historia de John Niederhauser, de profesión relojero y natural de Berna, que en 1838 dejó la pobreza que existía en su Suiza natal para buscar fortuna en Norteamérica. Allí se enroló como marinero en un barco lobero que se dirigía hacia el archipiélago fueguino para la campaña de caza de focas. Sin embargo, fue abandonado junto a sus seis compañeros por su despiadado patrón en un islote desolado. Con grandes penurias consiguieron llegar hasta Oazy Harbour, en la actual región de Magallanes (Chile), donde los marineros fueron auxiliados por una tribu de aónikenk que habitaba ese territorio. Cuando fue recogido por un barco francés, Niederhauser declarará al respecto de los nativos, que “nunca temieron por un mal tratamiento. Todo lo que poseía, incluyendo su pequeña colección de útiles de relojero, había sido respetado por los salvajes, que no se permitieron el menor robo”. Aónikenk en Pecket Harbour, grabado de Jules Dumont D’Urville.
Fuente: Menéndez, rey de la Patagonia


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GENOCIDIO MAPUCHE EN EL PUELMAPU.
El 13 de enero de 1879 – Roca inicia la campaña del Desierto en la Patagonia habitada por mapuche o araucanos y otros pueblos originarios. Historia de genocidio.

Hace 136 años comenzaba el genocidio oficial de los pueblos originarios, llamado Conquista del Desierto.
Felipe Pigna – elhistoriador.com.ar

La consolidación del Estado Nacional hacía necesaria la clara delimitación de sus fronteras con los países vecinos. En este contexto, se hacía imprescindible la ocupación del espacio patagónico reclamado por Chile durante décadas. Sólo la pacificación interior impuesta por el Estado nacional unificado a partir de 1862, permitió a fines de la década del 1870, concretar estos objetivos con el triunfo definitivo sobre el indio.
El gobierno de Avellaneda, a través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina impulsó una campaña para extender la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de Buenos Aires.

El plan de Alsina era levantar poblados y fortines, tender líneas telegráficas y cavar un gran foso, conocido como la “zanja de Alsina”, con el fin de evitar que los indios se llevaran consigo el ganado capturado.

Antes de poder concretar del todo su proyecto, Alsina murió y fue reemplazado por el joven general Julio A. Roca. La política desarrollada por Alsina había permitido ganar unos 56 mil kilómetros cuadrados, extender la red telegráfica, la fundación de cinco pueblos y la apertura de caminos.
El nuevo ministro de Guerra aplicará un plan de aniquilamiento de las comunidades indígenas a través de una guerra ofensiva y sistemática. El propio Roca había definido con sus palabras la relación de fuerzas: “Tenemos seis mil soldados armados con los últimos inventos modernos de la guerra, para oponerlos a dos mil indios que no tienen otra defensa que la dispersión ni otras armas que la lanza primitiva”.

Los teóricos de la modernización del país proponían poblar el “desierto” que se suponía deshabitado. No eran numerosos los habitantes, pero había habitantes previos a esta postulación. Estos habitantes eran los indígenas. Un testigo de la época, el Ingeniero Trevelot, opinaba: “Los indígenas han probado ser susceptibles de docilidad y disciplina. En lugar de masacrarlos para castigarlos sería mejor aprovechar esta cualidad actualmente enojosa. Se llegará a ello sin dificultades cuando se haga desaparecer ese ser moral que se llama tribu. Es un haz bien ligado y poco manejable. Rompiendo violentamente los lazos que estrechan los miembros unos con otros, separándolos de sus jefes, sólo se tendrá que tratar con individuos aislados, disgregados, sobre los cuales se podrá concretar la acción. Se sigue después de una razzia como la que nos ocupa, una costumbre cruel: los niños de corta edad, si los padres han desaparecido, se entregan a diestra y siniestra. Las familias distinguidas de Buenos Aires buscan celosamente estos jóvenes esclavos para llamar las cosas por su nombre”.

El plan de Roca se realizaría en dos etapas: una ofensiva general sobre el territorio comprendido entre el Sur de la Provincia de Buenos Aires y el Río Negro y una marcha coordinada de varias divisiones para confluir en las cercanías de la actual ciudad de Bariloche. En julio de 1878, el plan estaba en marcha y el ejército de Roca lograba sus primeros triunfos capturando prisioneros y recatando cautivos.

El 14 de agosto de 1878, el presidente Avellaneda envió al Congreso un proyecto para poner en ejecución la Ley del 23 de agosto de 1867 que ordenaba la ocupación del Río Negro, como frontera de la república sobre los indios pampas. El Congreso sancionó en octubre una nueva ley autorizando una inversión de 1.600.000 pesos para sufragar los gastos de la conquista.

Con la financiación aprobada, Roca estuvo en condiciones de preparar sus fuerzas para lanzar la ofensiva final.
El saldo fue el de miles de indios muertos, catorce mil reducidos a la servidumbre, y la ocupación de quince mil leguas cuadradas, que se destinarían, teóricamente, a la agricultura y la ganadería.
Las enfermedades contraídas por el contacto con los blancos, la pobreza y el hambre aceleraron la mortandad de los indígenas patagónicos sobrevivientes.

El padre salesiano Alberto Agostini brindaba este panorama: “El principal agente de la rápida extinción fue la persecución despiadada y sin tregua que les hicieron los estancieros, por medio de peones ovejeros quienes, estimulados y pagados por los patrones, los cazaban sin misericordia a tiros de winchester o los envenenaban con estricnina, para que sus mandantes se quedaran con los campos primeramente ocupados por los aborígenes. Se llegó a pagar una libra esterlina por par de oreja de indios. Al aparecer con vida algunos desorejados, se cambió la oferta: una libra por par de testículos”.

El general Victorica no andaba con rodeos al explicar los objetivos de la conquista: “Privados del recurso de la pesca por la ocupación de los ríos, dificultada la caza de la forma en que lo hacen, que denuncia a la fuerza su presencia, sus miembros dispersos se apresuraron a acogerse a la benevolencia de las autoridades, acudiendo a las reducciones o a los obrajes donde ya existen muchos de ellos disfrutando de los beneficios de la civilización. No dudo que estas tribus proporcionarán brazos baratos a la industria azucarera y a los obrajes de madera, como lo hacen algunos de ellos en las haciendas de Salta y Jujuy”.

El éxito obtenido en la llamada “conquista del desierto” prestigió frente a la clase dirigente la figura de Roca y lo llevó a la presidencia de la república. Para el estado nacional, significó la apropiación de millones de hectáreas. Estas tierras fiscales que, según se había establecido en la Ley de Inmigración, serían destinadas al establecimiento de colonos y pequeños propietarios llegados de Europa, fueron distribuidas entre una minoría de familias vinculadas al poder, que pagaron por ellas sumas irrisorias.
Algunos ya eran grandes terratenientes, otros comenzaron a serlo e inauguraron su carrera de ricos y famosos. Los Pereyra Iraola, los Álzaga Unzué, los Luro, los Anchorena, los Martínez de Hoz, los Menéndez, ya tenían algo más que dónde caerse muertos.

Algunos de ellos se dedicarán a la explotación ovina poblando el desierto con ovejas; otros dejarán centenares de miles de hectáreas sin explotar y sin poblar, especulando con la suba del precio de la tierra. Aún hoy, el territorio de Santa Cruz tiene un porcentaje de medio habitante por kilómetro cuadrado.

Roca había dicho: “Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para siempre, esta nacionalidad argentina, que tiene que formarse, como las pirámides de Egipto, y el poder de los imperios, a costa de sangre y el sudor de muchas generaciones”.
Fuente: https://www.facebook.com/efemeridesenriquehopman/posts/1541131156141246 – avec Mapuche Azentu.


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El Genocidio del pueblo Selk’nam.
“Al respecto del genocidio de los pueblos originarios en todo el planeta, el escritor sueco Sven Lindqvist escribe: “el modo de vida de los pueblos naturales está tan adaptado al clima y a la naturaleza que un súbito cambio, por más inocente y aun útil que pudiese ser, se convierte en fatídico. Los europeos han destruido, por rapacidad o imprudencia, el fundamento de todo lo que los nativos pensaban, conocían, sentían y creían”. En la Tierra del Fuego, a fines del siglo XIX, a la “violencia física” ejercida contra los selk’nam por los terratenientes ganaderos, que los cazaban a tiros, hay que unir la “violencia cultural” de misioneros, estancieros y autoridades que, obsesionados por “civilizar” a este pueblo milenario, se ocuparon de darle la puntilla final hasta su casi total aniquilación, recluyéndolo en misiones u obligándolo a trabajar. Se trata de uno de los capítulos más negros de la historia de la Patagonia que todavía hoy exige una reparación histórica. En la foto, niños selk’nam trabajando en la esquila.”
Fuente: Menéndez, rey de la Patagonia


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Mapuche rehenes durante la “Pacificación de la Araucania”, período del exterminio, despojo, humillación y ‘limpieza étnica’ de los pueblos originarios del Cono Sur


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Mapuche del Gulumapu. Esta foto fue presumiblemente tomada inmediatamente después de finalizada la así llamada “Pacificación de la Araucanía”. Fue el período del despojo y el empobrecimiento deliberado del mapuche para mediante el hambre y la miseria someterlos a los dictados del nuevo estado chileno, que ellos llamaban “civilización”. En el Gulumapu, más de 30.000 mapuche perecieron de hambre, sin tomar en cuenta las masacres cometidas por el ejército chileno durante el periodo de la guerra de ocupación entre 1862-83.


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Lonkos Mapuche Esperando Audiencia.

Concluida la así llamada “Pacificación de la Araucania” y la resistencia armada del pueblo mapuche en la Patagonia en enero de 1885, los Lonko o autoridades mapuches sobrevivientes de la guerra de exterminio, fueron empobrecidos como resultado de la drástica reducción de sus territorios, que hizo que decenas de miles de comuneros murieran de hambre. A esto se suma el estado de opresión e indefensión a que fueron expuestas todas las comunidades mapuche, situación que persiste hasta ahora.

Los continuos abusos de poder de las autoridades políticas, judiciales y policiales han mantenido contra la nación Mapuche desde entonces una guerra de ‘baja intensidad’ que se prolonga hasta nuestros días.

Gentileza de: Guillermo Enrique Purran Purran


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“Fueguinos en el Museo de la Plata: 112 años de ignominia”

Foto: “Le femme” (Las mujeres) tomada por el zoólogo francés contratado por el Museo de la Plata Fernand Lahille. Las mujeres Selk´Nam en realidad son prisioneras en transito a la prisión/misión Salesiana de la Isla Dawson de donde ninguna saldría con vida.

“un arma desconocida”: Lahille comenta de esta fotografía: “La contracción en los gestos de algunos de los sujetos no se debe al frío, sino más bien a cierto temor producido por mi cámara con la que tome fotografías, dirigida hacia ellos por primera vez, como si fuese un arma desconocida” (Lahille, 1926b, traducción GUIAS)
Fuente: Colectivo Guias


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Mapuche del Gulumapu. Esta foto fue presumiblemente tomada durante o inmediatamente después de finalizada la así llamada “Pacificación de la Araucanía” (1883-1910). Durante ese período las familias mapuche sobrevivientes del genocidio eran trasladadas sin sus posesiones ni alimentos y forzadamente se les relegaba a lugares inhóspitos para que se murieran de hambre. Fueron objeto de una política genocida y de “limpieza étnica” impulsada por el estado chileno. En el Gulumapu, más de 30.000 mapuche perecieron de hambre.


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Mapuches-guluche y mapuches-puelche en Paris. En 1883, con el patrocinio del gobierno de Chile y como forma de humillar al pueblo subyugado, integrantes de este pueblo fueron raptados y en contra de su voluntad embarcados a Europa para ser exhibidos en los así llamados “zoológicos humanos”. Se presume que al mostrar a los mapuches como fieras salvajes, la opinión pública europea vería con buenos ojos el colonialismo chileno-argentino que precisamente justificaban su embestida militar, en contra de este pueblo, en nombre de la civilización.

El Rey Aquiles 1º heredero al trono del Reino de Araucania y Patagonia en el exilio con base en Paris había logrado sensibilizar a ciertos círculos intelectuales de Europa sobre el genocidio en progreso contra los araucanos o mapuche; despojar al mapuche de su condición humana y mostrarlos como fieras salvajes servía también los propósitos para desacreditar al Reino de Araucania y Patagonia, que entonces sostenía una fuerte campaña internacional por el respeto a la soberanía e independencia de la nación Mapuche.


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Familia Mapuche en Paris. En 1883, finalizada la resistencia armada mapuche en el Gulumapu, el gobierno chileno promovió el envío de 14 mapuches de la Araucania y Patagonia y 11 Kawesqar a Europa para que fuesen exhibidos como “fieras salvajes” en los zoológicos humanos. Afrentando a los indígenas a la calidad de cuadrúpedos, las autoridades winka (criollas/ mestizas) querían demostrar al mundo su superioridad racial y cultural; echando por tierras sus valores humanos, éticos y morales, superiores al de los “indios” que decían poseer.


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1883 el Rey Aquiles y los “salvajes” en Paris. El Rey Aquiles, quien entonces contaba con 270 cónsules apostados en casi todo el mundo; al informarse sobre la presencia de cautivos mapuche en Paris lanzó una ofensiva diplomática y publicitaria sin paralelo en Europa, en la que se denunciaba el estado de opresión en que se encontraba el pueblo Araucano o Mapuche por los estados chileno y argentino y, la prueba de esto era el trato vejatorio e inhumano revelado por la presencia de cautivos araucanos en Paris. De acuerdo a relatos de la época, existió una confianza inmediata entre los mapuches cautivos con el Monarca, cuando éstos se enteraron que era el heredero del Reino que 23 años antes (1860) las autoridades mapuches y Aurelio Antonio habían fundado.

A principio de Septiembre de ese año (1883) por orden del Rey Aquiles, una caravana de 14 coches, interrumpió el lugar del cautiverio para llevar a los mapuche almorzar al famoso restaurant o cabaret “Chat Noir”, punto de encuentro de la elite de intelectuales progresista que solían frecuentar dicho establecimiento que incluían literatos, artistas y políticos. Esta acción destruyó la tesis chilena/argentina sobre la noción de “salvaje” del mapuche que querían proyectar. Hoy este episodio es presentado por ciertos historiadores winkas como una acción del Rey Aquiles para exhibirlos como elementos de atracción curiosa y no como lo que realmente fue, un gesto humanitario y benévolo con gente que se encontraban en calidad de rehenes y por el cual el Monarca estaba unido por un mandato constitucional e histórico.


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Rey Aquiles, fiel aliado del pueblo Mapuche. La acción del Rey Aquiles en ayuda a los mapuches rehenes en el “Jardin d’Acclimatation” en Paris, tuvo eco en todo Europa, incluyendo dentro de sectores religiosos, en particular la “Sociedad Misionera Sudamericana” de Inglaterra, quienes protestaron ante el gobierno chileno por el trato humillante y vejatorio que les otorgaban a los pueblos indígenas.

La lista de los mapuches cautivos estaba integrada por el Ulmen Nahuelpan, según se señala en el libro: “Historia del Reino de Araucania y Patagonia”, escrito por el actual descendiente del Trono, el Príncipe Felipe de Araucania y Patagonia. Se les conocía por Ulmen, aquellas ricas y poderosas familias mapuche del RAP o Wallmapu que utilizaban su poder económico para financiar al ejército mapuche. Después de la ocupación del territorio mapuche, estas familias fueron deliberadamente empobrecidas, por la confiscación de sus bienes y territorio para de esta forma coartar su poderío, prestigio e influencia en la sociedad mapuche.


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Mapuches (incluyendo niños), exhibidos en el Jardín Zoológico de Berlín (Alemania). La foto fue tomada en 1884, un año después de haber sido exhibidos en Paris. Como se sabe los mapuches fueron secuestrados y con el patrocinio del gobierno chileno enviados a Europa. Era del interés del estado chileno mostrar al mapuche en Europa como “fieras salvajes” para que el mundo europeo contemplase con simpatía la tarea ‘civilizadora’ y de ‘cristianización’ del indígena. El hecho que la nación Mapuche era un estado nacional independiente, libre y soberano fue omitido y rápidamente olvidado.
La imagen se encuentra en el Museo Völkerkunde en Berlin (Alemania).